El concepto de gemelos digitales ha existido desde la década de 1960. De hecho, hay quien sostiene que la NASA fue pionera en el uso de la tecnología de gemelos digitales durante sus misiones de exploración espacial, cuando cada nave espacial que viajaba se replicaba exactamente en una versión terrestre para predecir futuros comportamientos.
Pese a esto, no ha sido hasta hace unos años que esta tecnología ha comenzado a ser adoptada por varios sectores y en diferentes escenarios de forma masiva.
Desde la industria energética y la del transporte, pasando por los procesos de fabricación o la medicina, los gemelos digitales son clave para comprender cómo reaccionarán a procesos específicos la maquinaria e instrumentación e incluso, las personas.
¿Qué son los gemelos digitales?
Simplificando mucho el concepto, un gemelo digital es una réplica virtual de algo físico, ya sea un proceso, un producto o una persona. Para poder crear un gemelo se necesita, se necesita monitorizar datos en tiempo real. Para ello se aplican sensores IOT conectados a los objetos físicos. La información que extraen estos sensores alimenta el modelo virtual creado para replicar y simular su conducta.
El objetivo es siempre (o en la mayoría de los casos) mejorar el rendimiento del sujeto en el mundo real y darle la capacidad de anticiparse al impacto de posibles cambios, ya que evoluciona mediante el aprendizaje automático y la simulación.
Dicho de otra forma, un gemelo digital nos permite ver qué está pasando con el activo físico en el mundo real en este momento, pero también cómo podría reaccionar en el futuro.