La cumbre HIMSS25, celebrada recientemente, volvió a posicionarse como el epicentro mundial de la innovación tecnológica en salud. Bajo un enfoque claramente digital, el evento dejó claro que el futuro del sistema sanitario pasa por tres grandes ejes transformadores: interoperabilidad, ciberseguridad y una nueva era de empoderamiento del paciente gracias a los datos.
Interoperabilidad: la clave de la medicina conectada
Uno de los grandes desafíos actuales no es recolectar datos clínicos, sino lograr que distintos sistemas sanitarios hablen el mismo idioma digital. Hospitales, aseguradoras, aplicaciones móviles, wearables y dispositivos médicos deben ser capaces de compartir información en tiempo real, de forma segura y útil.
El objetivo es claro: construir expedientes clínicos unificados que acompañen al paciente a lo largo de su vida, mejoren los diagnósticos, reduzcan errores médicos y personalicen los tratamientos.
Ciberseguridad: blindar los datos en una era digital
Con el auge de la digitalización, también han crecido los riesgos. HIMSS25 puso el foco en la ola creciente de ciberataques al sector sanitario, desde ransomware hasta filtraciones de datos clínicos sensibles. Las soluciones destacadas incluyen:
- Autenticación multifactor y biométrica.
- Blockchain para trazabilidad de datos.
- Entornos cloud seguros con inteligencia artificial para detección de anomalías.
Estas herramientas no solo protegen la infraestructura, sino que también refuerzan la confianza del paciente en el ecosistema digital.
Datos y cultura digital: el nuevo ADN de la medicina personalizada
El futuro de la salud es predictivo, proactivo y personalizado. Los expertos debatieron sobre cómo los datos —cuando se utilizan de manera ética y eficaz— permiten tratamientos ajustados a las necesidades genéticas, sociales y emocionales de cada paciente.
Además, se remarcó la urgente necesidad de formar a los profesionales sanitarios en competencias digitales para que puedan liderar esta transformación con una visión centrada en la persona.