Si estás leyendo esto es porque seguro que has oído hablar del Metaverso. Además, cuando intentas describirlo sugieren palabras como VR, hologafas, NFTs, Web3 y probablemente Mark Zuckenberg. Pero también es posible que no seas capaz de conceptualizar el concepto más allá de estas buzzwords y eso te genera angustia. Es natural, no pasa nada, también nos costó entender que era el Cloud Computing, el CRM, las apps o Blockchain. Se tarda tiempo en generar una definición compartida sobre un meta-término (término compuesto a su vez de otros términos a su vez esquivos) tan novedoso y complejo.
Metaverso: orígen y evolución
Originalmente, el término metaverso fue acuñado en 1992 la novela «Snow Crash» de Neal Stephenson. Stephenson lo describió como un sucesor de Internet basado en la realidad virtual en el que los humanos interactúan entre sí como avatares en un espacio virtual tridimensional que utiliza la metáfora del mundo real.
Por tanto, lo primero que tienes que entender es que el término Metaverso es realmente una metáfora para intentar explicar la siguiente evolución de internet. Por si no te has dado cuenta ya, internet es un organismo vivo en continua expansión. Intentamos explicar su entropía dándole apelativos que buscan agrupar las principales características asociadas a este cambio. Por ejemplo, en 1989 se generó el término World Wide Web, para definir la unificación de los diferentes internets que existían entonces en una única web gracias a la adopción de protocolos comunes, en 1999 se acuñó el término Web 2.0. “La red de los usuarios” para expresar la transformación que internet estaba sufriendo por la aparición de los wikis y las redes sociales, o en 2007 se empezó a hablar de la Web Mobile para explicar la nueva mutación de internet debida a la aparición de los móviles y las apps. Pues exactamente esto es el Metaverso: un nuevo salto hacia delante del internet que conocemos al incorporar una inédita generación de parámetros inmersivos en la usabilidad, interacción, trazabilidad y modelos de negocio. Ojo, que al igual que en las otras evoluciones de internet el paso a la nueva versión será un proceso que tomará su tiempo y no ocurrirá de manera homogénea. Y además hay muchas aplicaciones para las que el metaverso no aporta una experiencia mejor.
Pero todavía estamos en un estadio muy incipiente en la ejecución del concepto y por mucho que Zuckenberg intente el modelo de Metaverso se identifique con el suyo (Horizon Worlds), la realidad es que en la actualidad no existe un Metaverso sino muchos (Second Life, Roblox, OpenSea, Decentraland, The Sandbox… y sin duda pronto Microsoft, Amazon y Google entrarán en este juego), cada uno operando con diferentes motores, reglas, gadgets, apariencias y economías. Y en general, todos son incompatibles entre sí, es decir, no se pueden trasladar avatares u objetos de uno a otro. Es como volver a la época del Betamax, VHS y Philips 2000, en la que no se podían reproducir las películas de un sistema en otros reproductores. La asignatura pendiente del Metaverso es el desarrollo y aceptación de protocolos comunes o APIs que permitan la interoperabilidad. Pero hay muchos intereses económicos en que esto no ocurra por una temporada.