Dice el pensador Edgar Morin que “lo que no regenera, se degenera”. Esto se puede aplicar a un sinfín de cosas, entre ellas, nuestro perfil profesional. Todo está en constante cambio, de hecho, en las últimas dos décadas la sociedad ha evolucionado más tecnológica, social y políticamente de lo que lo ha hecho en siglos.
Vivimos en la era más conectada y más compleja de la historia de la Humanidad al mismo tiempo. Afortunadamente, también está mejorando nuestra capacidad de adaptación a los cambios. Hemos hecho propias tecnologías que hasta hace unos años eran impensables, como la mensajería instantánea o las redes sociales.
No hace falta ni preguntarse si todo va a seguir cambiando a un ritmo frenético en los próximos años. Lo mejor que podemos hacer es prepararnos no para lo que está pasando ahora, sino para lo que está por venir.
Preparándonos para funcionar en el futuro
Actualmente, existe mucha literatura que aborda este tema, pero en todos lados hay una idea común: hay que aprender a diversificar. Esto significa que para preparar tu perfil para el futuro tendrás que saber hacer más de una cosa y saber hacerlas bien.
Aunque suene algo catastrofista, se trata de un plan de respaldo, pues al ritmo que avanza la tecnología, prácticamente cualquier sector es susceptible de integrar soluciones que reduzcan la cantidad de empleo disponible.